lunes, 28 de octubre de 2013

Luto negro

Lazo Han vuelto a aullar las sirenas del miedo y la tierra ha escupido cadáveres.

Como una sombra negra han aparecido los fantasmas de otros tiempos, los demonios de las profundidades escupen otra vez grisú y el único consuelo, padre, es que tú ya no estás para verlo.

Sólo te alejaste de las montañas de carbón cuando el hormigón selló sus pozos, pero sentías orgullo cuando en otra tierra que no era la tuya te llamaban El Minero. Te sabías grande mientras sonaban esas palabras y te sentías fuerte y alto como la torre del castillete de El Calero.

Yo aprendí a crecer con orgullo a tu lado sabiendo que siempre supiste ser más sólido que tus miedos.

Vi temblar tu barba de emoción cuando supiste de la muerte de tu amigo Sabas, que huyó de una mina a otra, porque en la vida sólo conocía el vino que bebe el picador y la mina acabó siendo su tumba.

Se te hinchaba el pecho cuando veías a los mineros luchar, todos eran compañeros y a todos parecías conocer aunque sólo los hubieras visto en las fotos de los periódicos de lejos. Tu misma cara negra, tus mismos ojos tiernos, tu mismos callos en las manos y una misma actitud gallarda ante la vida.

Hoy vuelven a estremecerse las cuencas y parece no haber consuelo para los alaridos de las mujeres ni  para  los corazones aprisionados entre los cerrojos de la rabia de los mineros. Tanto luchar para pagarle tributo al gas.

Manuel Moure, Orlando González, Carlos Pérez, Antonio Blanco, José Luis Arias, Roberto Álvarez. Cómo duelen vuestros nombres en los telediarios, cómo resbalan las lágrimas por los tejados sucios de vuestra tierra.

Esta es la única lucha inútil, la que hace arder la muerte en la barricada del dolor, la que hace sufrir y el premio no es el pan negro. Sin vosotros la entrada al pozo no será igual que ayer para los compañeros, al barro duro de la mina se le unirá vuestro recuerdo para hacernos más grandes.

Os lo digo yo, que soy el hijo de El Minero y siempre he sabido que por mis venas corre a borbotones la sangre negra.

1 comentario:

  1. :( No sé ni que decir, es una pena tan grande, tan espesa y tan honda...

    Un beso

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