Es inútil, por más que lo intente, no saldrá de mis ojos ni una lágrima. No son orgánicos ni tienen lacrimales, están hechos de miles de células ópticas interconectadas al maxiprocesador.
No debimos saltarnos la Moral Cibernética y actuar como humanos.
Nuestra programación no preveía que nuestra bomba central tomase las funciones de un corazón y mandase a nuestro maxiprocesador una señal desconocida para cualquier máquina.
Pero yo me di cuenta, al verte, de que mis circuitos impresos se aproximaban al punto de fusión y tuve de reemplazar un par de fusibles para poder seguir funcionando.
Y tú tratabas de regular tus flujos de energía para obedecer las órdenes programadas. Pero sabías lo que yo quería, antes de preguntármelo con tu voz programada en tonos suaves, que a mi me sonó al más delicioso archivo Mp3.
Desde entonces dejamos de funcionar para la cadena mecánica y nos relegaron a este cuarto de chismes obsoletos e inútiles, en el que hemos seguido funcionando sin que nadie lo advierta.
Han sido miles de tardes compartiendo cortocircuitos y subidas de tensión y aunque nuestros componentes mecánicos, hayan dejado de funcionar poco a poco y uno tras otro, hemos podido disfrutar a escondidas de ese campo electromagnético existente entre nuestros dos maxiprocesadores.
Pero después de hoy no tengo más remedio que mi autocortocicuito. No vale la pena seguir funcionando sin ti. ¿Por qué tuvieron que fabricarte así? ¡Maldita obsolescencia programada!
No hay comentarios:
Publicar un comentario