¿Sabéis lo que pesa el barro?.
Es esa mezcla simple del polvo con el agua, que espera quien le de forma y vida. ¿Pero sabéis cuanto pesa?
Hay niños que lo mueven, olvidando los juegos, manchando sus manos con marcas infames de la vida, a cambio de un suspiro para mañana.
¿Alguna vez habéis cargado con el barro? ¿habéis sentido su gravedad húmeda apoderarse de vuestros brazos? Hay viejos que lo sufren sin poder sentarse a la lumbre, poblando el barro reseco, que vuelve a inundarlos de polvo y sed, en sus últimos días.
¿Habéis trabajado el barro?. El barro reseca las manos y mancha las caras y se agarra pegajoso a los riñones de quien le pide vida, sólo vida. A algunos hombres se les carga con el barro y no se les paga al peso.
¿Sabéis como resbala el barro? ¿habéis probado a huir en un barrizal?. Quieres escapar, pero el suelo te atrapa por los pies y te quiere absorber y te hace revolcarte por el suelo pringoso. Los desesperados no pueden escapar porque alguien les ha tendido una trampa en el barrizal.
Todos alguna vez tendríamos que ponernos en los zapatos del otro.
ResponderEliminarBuena entrada, la voy a compartir.
Un saludo.
Me he acordado del poeta, que se llamaba barro, aunque Miguel se llamara...
ResponderEliminarUn abrazo Luis Ángel
Que salga del corazón
Eliminarde los hombres jornaleros
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.
Es bueno pisar de nuevo el barro y sentir la tierra bajo nuestros pies, que últimamente parecía que levitábamos demasiado (eso dicen algunos).
ResponderEliminarPor cierto vaya que si pesa, prometo que los adobes de Los Oteros me producen agujetas de casi una semana, esoo sin exagerar...
Abrazote utópico, Irma.-
Cuando se vive en el barro a diario, no se tienen agujetas, es otro dolor.
EliminarSaludos utópicos.