martes, 8 de marzo de 2011

Un dúo

Desde que nací tengo un tumor en el costado. No es demasiado grande, ni molesto, pero influye en mi vida de una manera definitiva.
Cuando tengo miedo, siento que emana de mi costado un calor que me infunde valor.
Cuando tengo dudas, acaricio mi costado, me da seguridad en mis decisiones.
Si me enamoro, he llegado a sentir que desde mi tumor, tengo celos de mí mismo.
Cuando un golpe de suerte llena mis bolsillos de dinero, encargo para mi costado un fajín en ricas telas y preciosos bordados.
Cuando me alimento bien y me doy a la buena vida mi tumor engorda, como yo. Pero si adelgazo, mi tumor también mengua.
Parece mentira, pero siento que comparto mi vida y decisiones con mi tumor, incluso creo que mi vida se rige por dos cerebros, el mío y el suyo.
El médico me aconseja extirparlo, dice que es un gemelo
fallido, pero yo me sentiría muy solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario